Portada » Proyecto Dismupren » Noticias » Susana Guerrero, la guardiana del lenguaje que lucha contra el sexismo

Susana Guerrero, la guardiana del lenguaje que lucha contra el sexismo

Susana Guerrero, la guardiana del lenguaje que lucha contra el sexismo

“En el 8M deberíamos pararnos a reflexionar sobre la importancia del lenguaje. La gente cree que es una tontería con todo lo que está pasando, pero el lenguaje es la base de todo. Las palabras normalizan una mentira cuando se repite mil veces. Escuchamos que las mujeres somos más malvadas que los hombres y no nos suena raro, qué barbaridad”. Así reflexiona la catedrática en Lengua Española Susana Guerreroexperta en sexismo en el discurso de la prensa deportiva.

Su obra, La prensa deportiva española: sexismo lingüístico y discursivo 2016, recibió el Premio Nacional de Ensayo por la Universidad de Córdoba en 2016. Una mujer que asegura que “en el mundo del lenguaje deportivo han dado por hecho que yo era un hombre cuando solo aparecían mis apellidos en las presentaciones de congresos o charlas”.

Indica que se adentró en esta investigación porque además de que las mujeres solo tenían un 7% de la representación en el periodismo deportivo, estaban mal tratadas. “Se merma la profesionalidad de las deportistas y se usan adjetivos y sesgos sexistas”, explica la catedrática quien está contenta con la transferencia que ha podido hacer del estudio. “Han venido periodistas a pedirme perdón por ciertos titulares”, confiesa.

Esta catedrática está habituada a romper techos de cristal, aunque su camino ha estado marcado por las dificultades. “Me quedé viuda con tres hijos, uno de ellos con una enfermedad crónica. He tenido que hacer un esfuerzo titánico, pero ahora me siento orgullosa”, confiesa Guerrero quien explica alguna de las dificultades para la conciliación que ha sufrido: “por ejemplo, yo me he ido a congresos con compañeros y ellos traían las maletas hechas por sus mujeres. Yo tenía que dejar preparada la ropa de mis tres hijos para cada día, la compra hecha y la comida preparada. Y obviamente, el congreso estudiado”.

“El esfuerzo ha sido tanto económico como personal. Cuando me daban los horarios iba secretaría por secretaría pidiendo  empezar las clases a partir de las 9:30, para poder dejar a los niños en el colegio, y poder salir a las 13:30 para recogerlos. Ahora me satisface que haya más medidas de conciliación y que se nos tenga en cuenta”.

En el plano reflexivo, Guerrero considera que las mujeres se presentan más tarde a la cátedra, además de por la mayor carga en la estructura familiar y por los frenos que supone el techo de cristal, porque buscan mayor exigencia personal. “Es un mundo de hombres, por lo que no estamos cómodas y no queremos fallar. Nos sentimos juzgadas y tenemos que demostrar que estamos ahí porque nos lo merecemos. Los hombres llegan con más seguridad”.